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Trabajar la psicomotricidad fina

  • Educación en el colegio
Trabajar la psicomotricidad fina

Desde Agora International School Andorra os ofrecemos diferentes alternativas para seguir trabajando la psicomotricidad fina desde casa

Con el paso del tiempo, el niño irá adquiriendo habilidades, fruto de su desarrollo, que le permitirán adaptarse lo máximo posible a este mundo y convertirse en una persona totalmente independiente de sus vínculos de apego. Hablamos de habilidades mentales, pero también de otras físicas: aprenderá a comer por sí mismo, a andar, a agarrar las cosas con sus propias manitas o a moverse libremente. Una de las más conocidas es la psicomotricidad fina.

Aunque sea algo que el peque desarrollará por su propia naturaleza, el entrenamiento de estas habilidades se reflejará en el dominio y la precisión de los movimientos que lleva implicados, otorgando autonomía y seguridad al niño en la realización de actividades cotidianas y consiguiendo, así, el correcto desarrollo de su independencia.

En Agora International School Andorra sabemos de la importancia de estimular el desarrollo de los niños en Educación Infantil y, por eso, les brindamos la oportunidad de aprender a través del juego y experimentar con diferentes prácticas las habilidades motrices. Aunque trabajamos en el aula, nos identificamos por guardar una estrecha relación entre el hogar y la escuela, por lo que, fruta de esa estrecha colaboración entre padres y nuestro centro, os queremos ofrecer una serie de pautas y actividades muy sencillas para estimular la psicomotricidad fina de vuestros hijos en casa.

¿Qué es la psicomotricidad fina?

Antes de pasar a definir algunas de las actividades, conviene comentar algunas características que definen a la psicomotricidad fina, así como algunos puntos importantes sobre por qué hay que desarrollarla en casa y en el colegio.

Cuando hablamos de psicomotricidad fina nos referimos a esos movimientos hechos con cualquier parte del cuerpo que requieren precisión, destreza y habilidades, sobre todo en manos y brazos. «Es la coordinación de músculos, huesos y nervios para producir movimientos pequeños y precisos», afirman desde la web de MedlinePlus.

Para entenderlo con un ejemplo diremos que psicomotricidad fina son los movimientos que se hacen al escribir, al trabajar la grafomotricidad, los que se hacen al recoger algo del suelo con las manos, al abrir o cerrar una botella o los que hacen los niños cuando juegan con la plastilina.

En contraposición a la psicomotricidad fina, encontramos la psicomotricidad gruesa: la que implica grandes movimientos que se realizan con las manos, los brazos o las piernas, por ejemplo.  Así, saltar, andar, gatear, escalar, reírse o estar de pie serían algunas de las habilidades incluidas dentro de este segundo grupo.

Aunque cada niño desarrollará sus habilidades psicomotrices finas a distinta velocidad, debido a las diferencias morfológicas de cada uno, es cierto que conviene empezar a trabajarlas a partir de los tres años, pues entre esta edad y los seis es cuando el desarrollo tiene su máximo apogeo.

Actividades para trabajar la psicomotricidad fina en casa

Como decíamos anteriormente, en Agora International School Andorra damos mucha importancia al desarrollo de estas y otras habilidades. Sin embargo, podéis seguir trabajándolas en casa con ayuda de estas sencillas actividades propuestas por expertos:

  • Desde Baby Radio proponen un juego muy divertido: trasvasar semillas de diferentes tamaños de unos recipientes a otros. Esta actividad, pensada para niños de tres años en adelante, vendrá perfecta para estimular la función de hacer pinza con los dedos.
  • Por supuesto, dejar un montón de material de pintura y escritura delante del peque será la mejor actividad para trabajar el arte de coger el lápiz, de escribir y de dibujar. Aunque al principio solo pinte rayas y no tenga demasiado control, esta sencilla actividad estimulará sus deditos y su función óculo-manual, la otra gran amiga de la psicomotricidad fina.
  • La plastilina, tu gran aliada: aparte de mejorar la creatividad, la concentración y la capacidad de esfuerzo, la plastilina es perfecta para la psicomotricidad fina. A través de la experimentación y la estimulación de este material serán capaces de trabajar la fuerza y precisión de sus manos, sus dedos y sus brazos. Por ejemplo, podéis pedirle que haga bolitas pequeñas y las pase de un sitio a otro o que forme un caracol enrollando tiras largas.
  • Pop-it. ¿Conocéis el juguete llamado ‘Pop It’? No es más que un juguete con diferentes formas que, a modo de cubitera o huevera, lleva bultitos que se pueden apretar. Es genial para trabajar la psicomotricidad fina: bien sea aplastando sus bultitos de silicona, bien pidiendo al peque que con ayuda de unas pinzas nos ayude a llenarlos todos de bolitas de papel.
  • Los puzles también entran dentro de esta selección de actividades. Recoger y mover las piezas del puzle ayuda a trabajar el agarre tipo pinza, a la vez que desarrolla la coordinación entre ojo y mano.
  • Recortando sin parar. Las tijeras también ayudan a mejorar la coordinación y la concentración entre ojo y mano. Así que, aunque el peque no tenga demasiada destreza para recortar por el borde establecido, poco a poco irá ganándola.

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